Barcelona, la mina más linda de la cuadra


“Mi viaje empezó en España y luego fui a Letonia y Rusia. A España ya había ido, tengo familia allá. La Ciudad que más me impactó fue San Petesburgo pero la que más me gusta es Barcelona. Es como la mina linda de la cuadra. No se si es la más linda del mundo pero es como la vecina del barrio de la que uno se enamora.

En cuanto a las mujeres, en España casi más me conquista una africana pero no tuve éxito, por suerte,  porque me podría haber ido muy mal. Hay una parte que se llama La Rambla que es peatonal y durante la noche salen los gatos a jugar y gatos exóticos, de todas partes del mundo, especialmente de África. Siempre hay una muchacha negra como la noche que tiene muchas ganas de ver a qué sabe un argentino. Esas fueron textualmente sus palabras: I want to taste you.

Y después las mujeres rusas son intoxicantes, cautivadoras, elegantes. Demás esta decir que son rubias, de ojos claros, buenas medidas y altas pero incluso las no lindas son atractivas porque tienen algo que las distingue, no caen en la cosa grasa. Ahí te encontrás con mujeres grandes con mucha gracia y que seducen con todo el cuerpo. Y no son cerradas, a pesar de la concepción que se tiene de los europeos orientales. Son muy dados, más en verano cuando disfrutan de la Ciudad y aprovechan cada minuto de luz que tienen.

La idiosincrasia del europeo del este es, en algún punto, muy parecida a la de los argentinos. Estamos más cerca de un ruso que de un español. El español está muy aburguesado. El hecho de pertenecer al primer mundo le da pautas de conducta y entendimiento de las cosas que a nosotros nos parecen irrisorias. En cambio, los rusos tienen una existencia muy dura a pesar de que tienen un país maravilloso. El clima es bastante jodido y saben que pueden salir a la mañana y quedarse sin subte o sin colectivo. También los cagan con la inflación. Todas esas cosas a las que nosotros ya estamos acostumbrados pero los occidentales no. Por eso, quizás, lo que más me sorprendió no fue un lugar u otro sino la comparación entre ambos.

La comida en general es deliciosa. Para recomendar están los arenques del Báltico, los blinis, la gaseosa Kvas, las rabas al ajillo de Cataluña, los vinos de la Rioja y la cerveza Estrella de España. No recomendable es el agua mineralizada de Rusia que es como tomar Uvasal.

Lo que más me quedo del viaje fueron los nombres de las estaciones de trenes de España que son los más hermosos. Mientras acá tenes nombres como Lavalle, Florida y General Luzuriaga, allá una estación se puede llamar Mar de Cristal. Hay una que me gusto particularmente mucho en Barcelona que se llamaba Más allá de los besos. Es bastante shockeante salir del metro y encontrarte con eso  y más raro todavía fue cuando me volví a meter al subte y me dí cuenta que la última estación se llamaba Besos y que estaban extendiendo la línea. Son cosas bastante simples pero que me chocaron.



En San Petesburgo también tuve la oportunidad de ver las noches blancas, en las que no oscurece. Tenes dos a tres horas de oscuridad tenue. Poder salir con una lancha por el Río Neva, que es el principal, y ver como se elevan los puentes y pasar debajo con la noche constante de fondo es indescriptible.

Tan pronto tenga días en el trabajo vuelvo a irme. Recorrería los mismos lugares aunque seguiría buscando nuevos horizontes. Un poco más al norte, más al sur. Me quedaron asignaturas pendientes. En San Petesburgo, me gustaría vivir para empaparme de la cultura rusa. Yo tengo ascendencia y es fuerte porque te ves parecido en muchas cosas a la gente de ahí. En cuanto a Barcelona, ahí siempre se está volviendo”.

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